Fernando Deco |
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Iluminar un escenario no es solo poner luces, sino, a través de los colores y la intensidad, crear el ambiente y la atmósfera necesarias para compartir con el públicoLa tarea de iluminar un escenario muchas veces parece insignificante, y casi que no se reconoce a la hora de considerar una producción teatral, que además de la iluminación, debe conjugar actuaciones, vestuarios, escenografías, libretos, sonidos, dirección, puesta en escena, y tantas otras cosas. Pero la iluminación es capaz de proporcionar un contexto diferente. Un teatro, en general, es un espacio oscuro, de paredes negras y sin ventanas, pero según cómo se ilumine el escenario, rápidamente se puede trasladar al espectador a las primeras horas de la mañana o a las últimas de la noche. La iluminación puede dar un toque de magia a los intérpretes y al espectáculo a través del color, por ejemplo. En el teatro, el color es el arma más poderosa del iluminador. El color en las luces se obtiene a través de unos plásticos llamados “geles” que se colocan delante de los focos. Esto permite que la luz pueda transformarse en cualquier color deseado. Los diseñadores de luces planifican los temas de iluminación para sus producciones metiéndose cuidadosamente dentro de cada obra o lista de canciones, para captar el sentido del tema general. Registran los elementos más importantes de iluminación escena por escena desde un punto de vista técnico, registrando las emociones que deben plasmarse, y para eso, combinando colores apropiados que deben resaltar. El diseñador escoge un surtido de geles específicos para cada producción, y anota las ubicaciones, los colores fijados y las instrucciones en un cuadro o proyecto detallado llamado “plano de luces”. Las luces de colores también son una forma importante de representar el tiempo o estación de la producción. El uso de chorros de amarillos suaves ayuda a que el público crea que la obra tiene lugar en una mañana de pleno verano. Los azules y plateados profundos y oscuros pueden indicar que la acción tiene lugar en una noche de pleno verano. Mientras tanto, las motas de rojo, naranja, amarillo y marrón pueden alertar al público que la acción tiene lugar en un hermoso día de otoño. Las luces de escenario de colores no solo iluminan los personajes en escena con un sentido real, sino que también lo hacen metafóricamente. Pueden darle a la audiencia una visión de la mente o el estado de ánimo del personaje, con un reflejo rosa para mostrar que está enamorado, o verde tenue para insinuar enfermedad, o un sutil azul para expresar depresión y tristeza. Los focos de colores no solo aíslan visualmente a un personaje, sino que crean una alteración más amplia, desde la fuerza del deseo hasta la iluminación de la soledad o la desconexión, o también alegría, dependiendo de los colores elegidos. |
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Fernando Deco | Fuente |