”Bajo consumo” es lo que dice la caja, no el contenido.
USUARIO.− Instalame estas tres estufas de bajo consumo: es fácil, van colgadas, pegaditas a la pared. Lo único, poneme los tomas que hagan falta.
INSTALADOR.− Déjeme ver un poco. (¿Qué hago?, si le digo que esos calefactores que acaba de comprar, de bajo consumo solo tienen el nombre, y que por lo menos debo crear un circuito nuevo para alimentarlos, este tipo llama a otro que seguro va a derivar los nuevos tomas de las bocas más próximas mediante cablecanal pegado a la pintura y, en el mejor de los casos, le va a reforzar la térmica sin fijarse siquiera en la sección de los conductores existentes).
USUARIO.− ¿Y, pibe? ¿Las instalás o no?
INSTALADOR.− Mire señor, toda estufa eléctrica transforma en calor toda la electricidad que recibe: estas tres de un kilowatt (1 kW) cada una (en total, tres) encendidas todo un día consumirán setenta y dos kilowatt/hora (72 kWh), en cambio ese aire frío-calor (0,91 kW) que tiene instalado ahí, en números redondos y encendido también todo un día, le proporciona él solito prácticamente la misma potencia calórica (2,93 kW) con menos de la tercera parte de consumo: casi veintidós kilowatts/hora (22 kWh).
USUARIO.− ¿Y de dónde saca mi split la diferencia?
INSTALADOR.− Del ambiente exterior. Más aún, su equipo extrae del ambiente exterior toda la energía térmica que él mismo le inyecta al interior de su vivienda. Haga de cuenta que lo que el equipo consume es para transporte y acondicionamiento de esa energía que está ahí afuera, no para crearla. Si usted lo prefiere, imagine que solo está pagando el peaje de una mercancía que la naturaleza le está regalando.
USUARIO.− ¡Pero si ahí afuera hace un frío bárbaro!
INSTALADOR.− Pero siempre por encima del cero absoluto. Cero grados kelvin equivalen a menos doscientos setenta y tres grados centígrados (-273 °C), ¡mire si no tenemos margen! La energía está ahí nomás, en la masa de aire que está en derredor de su domicilio. Arrime la mano a la salida de aire de la unidad exterior: en verano, echa aire más caliente que el del ambiente exterior: es el calor que está extrayendo de su domicilio. En invierno, echa aire más frío que el del ambiente exterior: enfría el ambiente exterior, es porque le roba energía al ambiente exterior, al contrario de lo que hace la estufa de gas, la que por el venteo pierde del calor que usted paga de su bolsillo.
Eficiencia energetic: etiquetado genuine.
USUARIO.− Pero el acondicionador seca el ambiente.
INSTALADOR.− Porque usted lo regula 'al mango' por no conocer las verdaderas temperaturas interiores. Cualquier calefactor seca el ambiente y mucho más si está sobrerregulado y uno se muere de calor en pleno invierno. Por eso está muy mal que se aconseje regular a veinticuatro grados centígrados (24 °C) sin aclarar que esa debe ser la regulación para el verano para no resfriarse al entrar ni sofocarse cuando uno sale a la calle, y sin aclarar tampoco que en invierno la regulación debiera ser de veinte grados centígrados (20 °C) o aun menos para no sofocarse al entrar ni resfriarse al salir. La temperatura que indica la pantallita del equipo difícilmente sea la de ese rincón donde está usted sentado. Tómese su tiempo para observar las indicaciones del termómetro y del higrómetro de ese barómetro que tiene ahí colgado, para descubrir en qué medida varía la humedad en función de la temperatura. Una vez que se haya convencido usted mismo, yo le instalaré sin cargo unos discretos termómetros (total, son muy baratos) que de paso tendrán efecto psicológico sobre quien en invierno injustamente atribuye su sofocón a un presunto exceso de calefacción, o sus chuchos de frío a eventual 'amarretismo' del dueño de casa, y viceversa en verano.
USUARIO.− ¡Pero si lo regulo bajito tarda más!
INSTALADOR.− No, el compresor de su equipo no se detiene mientras el aire que circula por la unidad interior no haya alcanzado aproximadamente la temperatura que usted estableció. Recién después de dicha entrada en régimen, el compresor de su equipo se detendrá y luego arrancará de nuevo sucesiva y automáticamente para mantener aproximadamente dicha temperatura, lo mismo que pasa con la heladera. Hay equipos más avanzados que el suyo, cuyo compresor va variando suavemente su régimen, según lo vaya requiriendo el mantenimiento de la temperatura fijada por el usuario, pero estos equipos más avanzados denominados 'inversores' tampoco van a entrar más rápidamente en régimen por más que los fuerce el termostato.
Placa deun aire estándar. Las unidades ventana muestran comportamientos parecidos.
USUARIO.− Pero las estufas las distribuyo donde yo quiero.
INSTALADOR.− Cierto, pero un par de ventiladores, preferentemente de techo (que instalaré yo) serán de gran ayuda.
USUARIO.− Pero, ¿para qué ventiladores, si ahora yo lo que necesito es calor!
INSTALADOR.− Para distribuir el aire acondicionado. Tanto en verano como en invierno, los ventiladores que son baratos y consumen poco, ayudan a distribuir mejor el aire acondicionado. Existen ventiladores de techo (como los que yo le instalaré) que tienen inversión del sentido de rotación, lo que le permitirá mejorar aún más la distribución del aire acondicionado con la ayuda de los termómetros que le he prometido. Y de paso, podrá usted experimentar las ventajas de ir reemplazando en verano al acondicionador por los ventiladores (yo creo que esto debería ser obligatorio, y que los acondicionadores deberían ser solo fabricados para el invierno, simplificación esta que disminuiría el precio de los equipos, aumentaría aún más su eficiencia y representaría un muy significativo ahorro global de gas, pero decir esto sería como predicar en el desierto).
USUARIO.− Me convenciste, pero ¿qué hago con las estufas?
INSTALADOR.− Devuélvalas, yo lo acompaño. De paso compramos leds (que instalaré yo). Esos sí son de bajo consumo y larguísima vida útil.
USUARIO.− Acá tengo dicroicas, que son de bajo consumo.
INSTALADOR.− No lo son, tienen filamento incandescente, por lo tanto, vida útil limitada y generan calor que sobreexige al acondicionador en verano con el consiguiente incremento de consumo. Cuente usted con los termómetros que le prometí y verifique usted mismo lo que le estoy diciendo.
USUARIO.− ¡Ahora no me vas a venir a decir que las lámparas de bajo consumo tampoco lo son!
Barómetro doméstico que además contiene, arriba, un termómetro; abajo, un higrómetro. Guiándonos por el termómetro nomás, ya podemos empezar a ahorrar energía pagada de nuestro bolsillo, ahorrarle mucho gas a la Nación y cuidar de nuestra salud.
INSTALADOR.− Son de menor consumo que otras que consumen más y que son tomadas como referencia. Fíjese que en la caja de las denominadas 'halógenas' que son de filamento al estilo de las dicroicas pero contenidas en una ampolla tradicional, el etiquetado de eficiencia energética las califica en un punto intermedio, asignándoseles por otra parte una duración de dos mil horas (2.000 h), mientras que la caja de las que tienen el tubito fluorescente plegado o en espiral, con balasto incorporado en el culote, además de diez mil horas (10.000 h) de duración (siempre que no se la pasen prendiéndolas y apagándolas como las de su baño) ostentan la más alta calificación en su etiquetado de eficiencia energética.
USUARIO.− Yo creía que el etiquetado era solo para las heladeras.
INSTALADOR.− Por ahí empezó la cosa. Ya están pensando en etiquetar primero edificios públicos hasta llegar a los domicilios particulares, los que en su mayoría están fuera de normas (como el suyo).
(Continuará) |