Livianas y resistentes: rejillas moldeadas de PRFV

El poliéster reforzado con fibra de vidrio, más conocido por sus siglas “PRFV”, es un material que gana terreno en las instalaciones eléctricas, puesto que aporta propiedades muy valoradas. Quizá la más común sea la liviandad, en tanto que se suele utilizar para reemplazar materiales más pesados, pero sobre todo suma la resistencia mecánica, aislación eléctrica, propiedades anticorrosivas, el hecho de que no produce chispas, no se daña con los rayos ultravioletas, no propaga llama, no requiere mantenimiento y aporta una larga vida útil. Todas estas ventajas son las que ganan las rejillas moldeadas de PRFV que la empresa argentina Norcoplast ofrece en el mercado para todo tipo de industria: alimentación, bebidas, curtiembres, agroquímicas, farmacéutica, frigorífica, minera, papelera, petroquímica, petrolera, pintura, químicas, textil, tintorera, etc.

La utilización por parte de la mayoría de las industrias demuestra su capacidad para resolver problemas de corrosión. La clave de esa resistencia está en el compuesto de resinas utilizado, y mientras mejor se conozcan las características del ámbito de aplicación, mejor se podrá especificar el compuesto que se debe utilizar y, por consiguiente, optimizar la ecuación costo/beneficio. La capacidad aislante, propia de este tipo de materiales, también puede aumentarse con el desarrollo de formulaciones especiales. Las opciones disponibles son las siguientes:

Las propiedades como resistencia a la exposición de rayos ultravioletas o retardante de las llamas son una consecuencia de los tratamientos y compuestos especiales como los descriptos más arriba. En el primer caso, asegurarán que la exposición a estos rayos no produzca ningún deterioro en la estructura, ni en las propiedades estéticas de la pieza. En el otro caso, ganar capacidad de no propagar las llamas, característica que, conjuntamente con la de no producir chispas en el caso de impacto con otro material duro, las habilitan para ser utilizadas actividades donde el riesgo de incendio es alto.

La resistencia mecánica, por su parte, es comparable a la del acero, pero con la mitad de su peso: las rejillas soportan elevadas cargas con una mínima flexión y son resistentes al impacto. A la vez, su superficie de uso es cóncava, lo que hace que el calzado se fije fuertemente y aporte mejor tracción, lo que se traduce luego en mayor seguridad a la hora de transitarlas. Los modelos de maya cuadrada aseguran idéntico comportamiento mecánico, cualquiera sea la dirección de desplazamiento de quien las transite.
Los materiales empleados y las características de fabricación las convierten en elementos que pueden considerarse como de libre mantenimiento. Las rejillas se cortan con herramientas manuales y de uso común, no necesitan de soldaduras y se unen y fijan con elementos disponibles y de fácil aplicación. Tampoco se requieren implementos especiales, con lo cual la instalación también merece ser llamada “sencilla”.

Las rejillas se presentan en cuatro espesores diferentes y en paneles cuyas dimensiones máximas son 834 x 1400 mm. Los espesores son de 25, 33, 38 o 50 mm, y la elección dependerá de la aplicación específica, que puede ir desde un cerco de protección eléctrica hasta soportar el tránsito peatonal e, incluso, vehicular.
A los beneficios prácticas y técnicos devenidos del material con el que están construidas, se suma su excelente terminación, textura y variado colorido, características que le confieren un elevado valor estético. De esta manera, las rejillas se presentan como una alternativa eficiente para la construcción de pisos, plataformas, escaleras, rampas, coberturas de canales, etc. Complementadas con la línea de perfiles, se pueden desarrollar estructuras totalmente anticorrosivas, de mucho menor peso y de rápida y fácil instalación, aun en los ámbitos más agresivos.